Luis de Góngora, en su poema La dulce boca, que es una advertencia a los amantes fervientes que tengan cuidado con el beso peligroso, logra ilustrar el beso con una belleza poética. Pero cuando analizamos el beso, se da cuenta de su rareza. No me quiero profundizar en los mecanismos del beso por temor a robarlo de su naturaleza romántica, pero realmente vemos unos de los dos partes más sucias del cuerpo humano—el mismo orificio que masca la comida, que emite el mal aliento, que eructa—unidas y compartiendo un jugo digestivo. Bueno…nadie debe pensar en eso. Quizá es esa misma calidad asquerosa del acto que al compartirlo con otra persona, dice que lo amas tanto que incluso su saliva no te da asco.
En todo caso, el beso sí es una forma muy íntima de comunicar. Distinto de hablar, dos personas pueden entenderse a la vez. Por mi parte, quiero esperar hasta el día de matrimonio para mi próximo beso. En el pasado no tenía tal convicción, pero ahora quiero protegerlo como un regalo para mi esposa futura—algo que vale mucho a causa del esfuerzo que tomaba para guardarlo. Sí, va a ser un beso torpe y sin mucha elegancia, pero nos habrá toda la vida para perfeccionarlo. Y a veces las cosas incómodas en la vida son las más románticas.
Tuesday, March 17, 2009
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